FALACIAS II

Miguel-Ángel

Continúo aquí con la segunda parte de la serie de artículos sobre las falacias. Consideraremos unas cuantas que puede decirse que apelan a la mente o al raciocinio, al contrario de las del artículo anterior, que se servían de las emociones.

Apelación a la autoridad o Argumentum ad verecundiam:

Esta falacia es muy común y tiene más de una variante, veamoslas:
La forma más común es el Magister Dixit (El maestro lo dijo), esto es pretender que algo es cierto  porque así lo dice una autoridad o experto en la materia (independientemente de que la tal eminencia realmente lo sea o no).

Por ejemplo:

«La fuerza de Gravedad entre dos cuerpos es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa porque así lo dijo Newton» (Aqui vemos que la premisa es cierta, pero no porque lo dijo Newton, si no porque se ha demostrado).

«Comer fruta antes de acostarse es perjudicial porque así lo dice el Doctor Mengánez» (Habría que ver que estudio respalda la afirmación del Doctor).

«Siempre es mejor abrir la partida moviendo el caballo porque así lo hace Kasparov» (Kasparov tendría que demostrar como y porque siempre es ventajoso hacer esto en el ajedrez).

A veces se apela a expertos en un campo para validar argumentos en otro (esto se usa mucho en publicidad), por ejemplo:

«Fernando Alonso sólo usa relojes Viceroy así que deben ser buenos»

«Este premio Nobel y doctor en Biología cree en Dios»

Una variante de esta falacia es la apelación a la autoridad anónima, es básicamente lo mismo, salvo que la autoridad a la que se apela para validar el argumento es desconocida o indefinida, siendo imposible comprobar si realmente es un experto en el tema, ésta suele tomar la forma «Los expertos creen que…» «Hay estudios que demuestran…» «Un investigador ha dicho…»
Otra variante de autoridad indefinida es el rumor «Se dice que…» «Todo el mundo sabe que…».

Apelación a la practica común, la creencia popular o Argumentum ad populum:

También llamado sofisma populista, está estrechamente relacionado con el anterior, consiste en validar un argumento en base a que la mayoría de la gente lo considera correcto, en lugar de que por sí mismo lo sea. Se usa mucho en los medios de comunicación acompañado de encuestas. Ejemplos:

«Es la película mas taquillera de la década, tiene que ser buenísima».

«Está de moda» «Eso ya no se lleva».

«Claro que copié en el examen, todo el mundo lo hace».

«El VHS es mejor que el Beta porque se usaba mucho más».

Una variante es el apelar a la tradición o Argumento ad antiquitatem, con la forma de «Siempre se ha hecho así» «Aquí hacemos las cosas así». Por ejemplo: «Las mujeres deben quedarse en casa porque así se ha hecho siempre.»

Apelación a la ignorancia o Argumentum ad ignorantiam:

 

Esta falacia es una de las más importantes, consiste en validar un argumento porque no se haya podido probar su falsedad o bien refutarlo porque no se haya podido probar su veracidad. La validez o no del argumento se está basando en el desconocimiento sobre el mismo. Hay algunos ejemplos muy tópicos y claros:

«No se puede probar la existencia de Dios, por tanto Dios no existe».

«No se puede probar que Dios no existe, por tanto Dios existe».

«No se ha descubierto que exista vida en otros planetas, por tanto no hay vida en otros planetas».

«No se puede refutar esta teoría conspirativa, por tanto es cierta».

«No se puede probar esta teoría conspirativa, por tanto es falsa».

«No se puede explicar este fenómeno, por tanto este fénomeno es falso».

«Podrían existir fuerzas y leyes desconocidas que explicasen este fenómeno, por tanto este fenómeno es verdadero».

Está falacia merece la mención de que es usada a menudo por igual en ambos bandos de ciertas disputas, por ejemplo entre ateos y creyentes, o entre escépticos y esotéricos, siendo en ambos casos falaz el argumento como solución a la cuestión. Téngase en cuenta que todo esto sirve para aprender cómo pensar, no qué pensar. Esta falacia está relacionada con la falsabilidad (posibilidad de probar que algo es falso) que es un requisito para validar una teoría en el método científico. Simplemente cuando no hay posibilidad de probar si algo es falso o no, o existe una imposibilidad de conocimiento intrínseca en la cuestión, no se debe sacar ninguna conclusión final, ninguna racional, entiéndase.

Apelación a la incredulidad:

Refutar un argumento porque suene poco creible, poco probable o fantástico. Por ejemplo:

«Un órgano tan complejo como el cerebro humano no puede haber surgido sin un diseño inteligente detrás».

«Lo que cuentas nunca se ha visto, obviamente estás mintiendo».

Apelación a la riqueza o Argumentum ad crumenam:

Consiste en otorgar validez a algo por que quien lo diga sea rico o porque sea caro. Por ejemplo:

«Si es caro, es que es mejor».

«Si eres tan listo, ¿Cómo es que no eres rico?».

«Si está forrado es por algo, será un buen ejemplo a imitar».

Apelación a la pobreza o Argumentum ad Lazarum:

Consiste en otorgar validez a algo por que quien lo diga sea pobre. Por ejemplo:

«Ha hecho voto de pobreza, seguro que es honesto porque no le interesa lo material».

Apelación a la novedad o Argumentum ad novitatem:

Ésta es la opuesta al Argumentum ad antiquitatem ya citado antes.Consiste en atribuir validez a algo por que es nuevo o más moderno. Por ejemplo:

«Es la ultima versión, te irá mucho mejor»

Apelación a la probabilidad:

Consiste en asumir que algo va a pasar solamente porque puede pasar. Por ejemplo:

«Hay millones de galaxias con billones de estrellas en el Universo, por tanto tiene que haber algún otro planeta con vida inteligente.»

«Si sigo jugando a la lotería me acabará tocando algún día».

Y hasta aquí por hoy, en la próxima entrada abordaremos las falacias en los razonamientos de causa y efecto. Hasta entonces!

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